domingo, 1 de agosto de 2010

FILAMENTOS.

Foto: reporterosinfronteras.blogspot.com/


En cada alba las ilusiones despabilan y en el núcleo de sus células, vibra esperanzador deseo… los químicos censuren retorno al enemigo.

Sueños de oropel, sedientos de libertad reposan sobre anhelos de existencia yerta.

¡Vivir!, no existir, clama la voz sobre membrana paranoica de un pasado desgarrador, mientras cual regimientos de milicia vencida, caen los cabellos que abrigan su cráneo.

Asume el presente, sometiéndolo a hipnosis que anule agresiones de aquellos que se amparan al ‘servicio’ del Sumo Hacedor, predicando con ejemplo contrario (diabólico) abandonándoles a su suerte e intolerantes a las reacciones de quienes prometen proteger; aquella que proporciona guía espiritual, otorgando los santos óleos y convierte en pécora, por no conseguir su perseguido.

Con la sabiduría del amigo que sin interés alguno, le enseña a recorrer el viacrucis con ánimo, mesura y objetividad; la sonrisa del descreído que hace el bien no importando a quien; la ternura de su mascota siempre fiel. La lealtad de los amigos y compañeros de travesía que plasman huella alentadora acortando distancias y, la frivolidad del que empecinado dice: “No pasa nada”, porque de él, emana autenticidad y por ende, honestidad.

Nutre su espíritu, con la angelical mirada advertida del ser que aún sin nacer, traspasa desde el vientre de su madre; la sensibilidad de la princesa californiana y la caricia genuina de sus nobles guardianes, doble EE.

Con fe y sin absurdos fanatismos, respetando creencias y vomitando matriarcados, espera, el invierno calcine los avernos…

Su meta, alcanzar cuatrocientos kilómetros de distancia donde le espera la dinastía ‘…de menta y hierbabuena’ quien con su bálsamo, sanará las heridas y devolverá la calma.


Anaconstela

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