domingo, 2 de diciembre de 2012

HADO.




 Foto: Imágenes Google: E. Pérez del T. (monólogo del tiempo)



No roce tu pensamiento
la estela de mí recuerdo,
ni tus ojos muerdan
la mirada fallida.
En las letras de mí diario,
conservo tu nombre
y en los bordes del
penúltimo renglón,
figura el sable que flageló
la miserable madrugada.
No murmuren tus labios
el manantial que sigiloso
disuadió la encrucijada.
De lo contrario, te alcanzará
el hado.

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