Hasta donde pueda mi savia
transparente e inocua absorber el tósigo
que impetuoso por tus venas deambula.
Hasta aliviar la arritmia de tu corazón
que lograran malherir los terremotos
de la vida.
Donde se unen el desprecio de los hijos,
la indiferencia de la pareja,
el distanciamiento de los amigos,
el abandono a tu persona y la
ausencia de los sentidos.
Hasta levantar la autoestima
que derribara el oleaje de la
marejada y encima, época de vigilia.
Hasta limpiar la hojarasca que dejó
la caducifolia del otoño en la vereda,
en los laberintos del dolor donde
se confunden vida y muerte.
En las entrañas mismas de la tierra
donde se lían lo negro y lo blanco
y, en lo más recóndito de tu ser
donde ajena vibra con avidez
la orfandad del sentimiento amor
maternal, fraternal, filial, pasional…
Hasta que recuperes la razón y
desprender
logres los presagios que te atormentan
y concientices que vales mucho más
de lo que puedas imaginar.
Imposible resulta hacer entender a tu
entorno familiar y social que no actúas
con dolo,
sin embargo te pido escuches
mi ruego.
En ti y sólo en ti está restituir
la integridad,
aceptando ayuda profesional
y dejarlos vivan en paz “sin importarles”
la tragedia involuntaria por la que atraviesas.
Tarde o temprano comprenderán la
“infamia” cometida por la intransigencia
de no prestar atención a los orígenes
que ocasionan tus alteraciones de conducta.
Y
Hasta evitar que cometas una insensatez
y conviertas en estadística,
porque entonces, ninguna lágrima,
ninguna caricia, ningún 'te quiero'…
…tendrían ya sentido.
Anaconstela.
Copyright © DR.
transparente e inocua absorber el tósigo
que impetuoso por tus venas deambula.
Hasta aliviar la arritmia de tu corazón
que lograran malherir los terremotos
de la vida.
Donde se unen el desprecio de los hijos,
la indiferencia de la pareja,
el distanciamiento de los amigos,
el abandono a tu persona y la
ausencia de los sentidos.
Hasta levantar la autoestima
que derribara el oleaje de la
marejada y encima, época de vigilia.
Hasta limpiar la hojarasca que dejó
la caducifolia del otoño en la vereda,
en los laberintos del dolor donde
se confunden vida y muerte.
En las entrañas mismas de la tierra
donde se lían lo negro y lo blanco
y, en lo más recóndito de tu ser
donde ajena vibra con avidez
la orfandad del sentimiento amor
maternal, fraternal, filial, pasional…
Hasta que recuperes la razón y
desprender
logres los presagios que te atormentan
y concientices que vales mucho más
de lo que puedas imaginar.
Imposible resulta hacer entender a tu
entorno familiar y social que no actúas
con dolo,
sin embargo te pido escuches
mi ruego.
En ti y sólo en ti está restituir
la integridad,
aceptando ayuda profesional
y dejarlos vivan en paz “sin importarles”
la tragedia involuntaria por la que atraviesas.
Tarde o temprano comprenderán la
“infamia” cometida por la intransigencia
de no prestar atención a los orígenes
que ocasionan tus alteraciones de conducta.
Y
Hasta evitar que cometas una insensatez
y conviertas en estadística,
porque entonces, ninguna lágrima,
ninguna caricia, ningún 'te quiero'…
…tendrían ya sentido.
Anaconstela.
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