lunes, 17 de agosto de 2009

LETARGO.



Pernocto en la cima
del verde mar de tus pupilas y
en el parpadeo inquieto de tu
vistazo,
deslizo hasta involucrarme
en la profundidad
de tus más íntimos anhelos.
Me enredo en tus pestañas y
al llegar el alba, abandono tu mirada
para posarme en tu piel dorada,
recinto sagrado donde absorbo néctares
para calmar mis sedientos labios.
La fortaleza de tus brazos
y la ternura de tu alma,
libido, donde suavemente escalo
inquiriendo la ambrosía oferente de tu boca.
Saciados mis deseos, en letargo caigo
aguardando el ocaso
para volver a pernoctar, en la cima
del verde mar de tus pupilas.
(2004)


Anaconstela.
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