sábado, 22 de enero de 2011

CEREZO ROSA.

Tragué mis lágrimas envenenadas
bebí la hiel inevitable
absorbí la ducha sudorosa que provocó
la cruel noticia.
Advertí la puerta falsa
vibraron mis entrañas
la ironía discrepó.
Una fuerza extraña se apoderó de mí juicio
al Sumo Hacedor me encomendé y,
la batalla comenzó.
Juré no claudicar
cual jineta apocalíptica
dirigí las riendas a todo galope por
el largo peregrinar,
túneles y laberintos, caminos fangosos,
angustias vertiginosas… ¡Todo vencí!
Mis venas reventaron
mis cabellos sucumbieron
pero mi estirpe, jamás declinó.
Guerrera nací y no habría obstáculo
que me impidiese continuar.

En la recta final, con galardón en mano
a la meta llegué y así hoy, al acérrimo enemigo
logré deponer.

(21 de enero 2011)

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martes, 4 de enero de 2011

CONCLUSIÓN.


Todas las tardes nos reuníamos
en medio de una laguna de
aguas fétidas, apostando ser
el primero en llegar a la cita.
A unos como a la muñeca
fea de Cri-Crí, nos dolía
el bracito, a otros, el cuello
o un ojito, a él, la muñeca,
la que sostiene sus cinco deditos
pero firme como la Torre Eiffel.
La convivencia era amena y
el positivismo reinaba ¡tanto! que,
olvidábamos el hedor de las aguas.
Poco a poco, se disgregaba el
grupo, uno a uno cumplía su meta
Veinticinco... de rigor y más.
Unos eran de aquí, otros de allá
sin embargo éramos
‘Todos para uno y uno para todos’.
Extrañábamos al que concluía su ciclo.
Hoy tocó su turno a él,
su ausencia deja un vacío
difícil de satisfacer.
Su humildad, ecuanimidad y sencillez,
lo hacen diferente.
La esperanza jamás se pierde y
seguramente nos volveremos
a encontar entre los laberintos
de ese mundo mágico,
donde la camaradería
juega un papel primordial
no importando credos
ni estratos sociales
sólo perseverancia en la lucha,
hasta alcanzar la victoria.


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